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miércoles, 16 de marzo de 2011

Sobre Japón

Este tema tiene tantas aristas que ni siquiera sé por dónde empezar.

Creo que empezaré por expresar mis más sinceras condolencias a quienes hayan perdido familiares y amigos en la tragedia y deseo que los que todavía no han aparecido, que aparezcan. Me parece completamente afortunado que mi amigo japonés, Naoki, se encontrara de viaje en un desierto, creo que de Europa, cuando sucedieron el terremoto y el tsunami.

Una vez hechas estas aclaraciones, pasemos a los regaños pertinentes:

Como primera medida, no puedo dejar de sorprenderme ante la increíble estupidez de algunos cristianos que aseguran que dios -su todopoderoso y benevolente- dios, quiso castigar a los ateos sacudiendo Japón.

Su ignorancia y arrogancia parece no conocer límites. Por ejemplo está esta usuaria de YouTube, Tamtampamela, quien subió un video titulado GOD IS SO GOOD (DIOS ES TAN BUENO), en el que básicamente le daba gracias a dios porque ella y su secta le habían rezado para que nos abriera los ojos a los ateos y en menos de un día él había tomado a Japón y lo había sacudido. Era tal su nivel de agradecimiento y emoción que dejó de lado sus fervientes ganas de rezar para hacer el video y contarle al mundo lo genial que es su dictador celestial (que al momento de escribir estas líneas va siendo responsable de aproximadamente 13000 desapariciones y de que cerca de medio millón de japoneses hayan perdido sus viviendas y ahora tengan que vivir en albergues).

El video fue tan públicamente repudiado que al buscar Tamtampamela en YouTube, se consiguen 474 resultados. Ante esta ola de impopularidad, la delirante fanática cerró su cuenta y borró el video. Por supuesto, se alcanzó a hacer por lo menos una copia de ese video que alguien volvió a subir para que no desaparezca otra prueba del atentado al más mínimo decoro y la decencia que la religión promueve en sus fanáticos.

Otra diciente muestra de estupidez la proporcionó el pastor pentecostal David Yoggi Cho, quien asegura que la desgracia fue la forma que tiene su amoroso dios de advertir a Japón por su alto índice de ateísmo. Es curioso que se ensañe con Japón, país cuya estadística tectónica es de casi un terremoto por día. ¿Por qué no con Finlandia y Noruega, países con mayor índice de ateos y menor índice de terremotos?

Ante tanta idiotez, un ateo ha creado la página God Hates Japan (Dios odia a Japón), en la que le pide a la gente que no sean cretinos y pone un enlace a una explicación científica -o sea, real- de por qué pasan los terremotos. También tiene vínculos a las páginas de la Cruz Roja y de Médicos Sin Fronteras en donde se pueden hacer donaciones que le sirvan a los japoneses en vez de que les lleguen elementos tan completamente inútiles y carentes de significado como, digamos, la Biblia.

Pero la estupidez religiosa no es la única que buscó carroña entre la catástrofe.

También hubo terrorismo mediático, propagando la desinformación con respecto al desastre lo que ha contribuido a que cunda el pánico sobre las centrales nucleares de energía.

El caso concreto es el de Fukushima, que se ha sobredimensionado.

Semana lo tildó de problemas -probablemente lo más cauteloso-, siguiendo a la BBC; El Tiempo lo llama catástrofe y El Espectador decidió apropiado empezar el titular con la palabra Apocalipsis.

Afortunadamente no se ha dicho todo sobre el problema de la central de Fukushima y los chicos de Amazings en Español están poniendo su mejor empeño para combatir la desinformación nuclear.

Como primera medida, encuentro completamente recomendable ver la Guía para no meter la pata sobre la crisis nuclear de Japón, publicada en lainformación.com (además tiene una animación que proporciona aún más información visual a medida que se va de pregunta en pregunta).

Luego, podemos pasar a derrumbar los mitos sobre el terremoto, en Proyecto Sandía. Querer saber más sobre los peligros de la radiación está muy bien, pero hay que buscar información en vez de obedecer a la desinformación.

Todo esto ha sido aprovechado por el oportunismo catastrofista para atacar una y otra vez la energía nuclear. Ese debate es necesario tenerlo, pero por el momento hay que concentrarse en informar de lo que pasa realmente y no darle rienda suelta a versiones interesadas.

Por supuesto, no estoy diciendo que no haya pasado nada y que todo el mundo puede seguir tan tranquilo y tan campante. No. Sí ha pasado, pero no me parece que haya que sacar las cosas de proporción. Fukushima evidentemente no resistió pero esa información no estaba disponible cuando empezaron a sonar las alarmas y a decir precisamente eso y a hacer ridículas comparaciones entre Fukushima y Chernóbyl (que también cuenta con sus propios mitos, exageraciones y desinformación).