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jueves, 7 de marzo de 2013

La 'maldición' de la tumba de Simón Bolívar



Antier supimos de la muerte de Hugo Chávez.

Ahora, un tal Francisco Rivero Valero se inventó que esa es la última muerte de una serie de fatalidades que le ocurrieron a quienes abrieron la tumba de Simón Bolívar, a lo Tutankamón:

sábado, 17 de diciembre de 2011

Más payasadas de Chávez

La tanatocracia es una síntoma que se expande rápidamente entre los países neoestalinistas. Kim-il Sung en Corea del Norte fue el primer caso pero ciertamente no es el último.

Ahora, ese baboso y cobarde que fue Simón Bolívar también ha conseguido un puesto en el panteón del socialfascismo. Eso es lo que se desprende del mensaje de estos días del dictadorzuelo venezolano Hugo Chávez:

jueves, 12 de agosto de 2010

Hugo Boss

Mi autor favorito, el inigualable Christopher Hitchens tiene cáncer de esófago y no se sabe qué efecto tendrá la quimioterapia.

A pesar de lo que le pasa a nivel de salud, su lucidez permanece intacta y su último artículo en la revista Slate, Hugo Boss -que traduce algo así como "Hugo el Jefe" a la vez que juega con el nombre de la marca de colonias-, me parece más que acertada.

Christopher Hitchens, este es un tributo para ti desde De Avanzada:

lunes, 25 de enero de 2010

Lente Escéptico: Simón Bolívar

El Viernes 13 de Noviembre del 2009 asistí al concierto de SKA-P, acá en la ciudad de Bogotá. Con ellos comparto la defensa de las libertades individuales y la aversión por la Iglesia Católica, aunque discrepo de su xenofobismo antiestadounidense (raro que sean de izquierda, ¿no?) y su admiración por Chávez.



De hecho, antes del concierto había decidido no cantar ni bailar durante su canción “El Libertador” que para mí está dedicada a Chávez. De hecho pensaba que eso estaba muy claro, pero en el concierto caí en la cuenta de que no es así. Antes de la canción, el vocalista, Pipi, gritó la consigna que Chávez había hecho casi un año antes y durante la canción, al fondo del escenario el videobeam proyectaba una imagen de un croquis de América Latina con un puño que salía más o menos del territorio donde queda Bolivia.

El caso fue que durante la canción alcé mis brazos e hice pistola al grupo durante toda la canción (y sí, eso cansa mucho). Al terminar la canción, otro asistente al concierto me dijo:

- “Pero qué idiota, ¿es que no sabe quién fue Bolívar?”

A lo que le respondí:

- “Idiota no. Pienso diferente. Y sé que Bolívar cerró las universidades porque criticaban sus medidas, además la canción está dedicada a Chávez”.

Terminado el concierto y tras haberlo sobrevivido, me quedé pensando que a lo mejor no sabía todo sobre Bolívar, pues al fin y al cabo sólo me quedaban tres datos, cada uno aprendido en un momento distinto de mi vida.

En el colegio había aprendido que Bolívar era Centralista mientras que Santander era Federalista. Punto para Santander. Luego, mientras cursaba Derecho –carrera que me hicieron perder abandoné-, el Dr. Carlos Restrepo Piedrahita en la Cátedra de Derecho Constitucional nos indicó que Bolívar había cerrado las universidades porque estimulaban la crítica (de las funciones principales de una Universidad) al mandatario. Por último en Historia de Colombia –materia de la carrera de Periodismo-, aprendí que Bolívar fue la inspiración del Partido Conservador Colombiano, que a su nacimiento ¡proclamaba la no separación entre la Iglesia y el Estado!

Para saber más sobre el “Libertador” busqué sobre él cuanto pude y cuál no sería mi sorpresa. Lo que yo sabía no era casi nada. Había mucho más que decir sobre Bolívar que lo que yo le había respondido al tipo en el concierto.
Es increíble la cantidad de información que me vi en la obligación de desechar, pero aún así no es despreciable lo que encontré.

Tampoco voy a cargar al lector con ríos de tinta, pues sobre Bolívar ya se han desperdiciado muchos. Trataré de ser tan puntual como me sea posible.
El primer punto que quiero tocar es el referente a su apodo de “Libertador”. Me gustaría empezar por hacer un recuento de “sus” batallas de liberación.
Bolívar jamás ganó una batalla, por méritos propios. En las que intervino, siempre lo hizo a la suficiente distancia como para poner tierra de por medio en caso de salir derrotado.

La única excepción fue la batalla de San Mateo, donde no tuvo opción, ya que fue cercado en dicha hacienda por Boves.

Profundizando en este apartado, cito algunas de las victorias decisivas que han contribuido a su titulo de Libertador:


  • Junín. Doblaba en efectivos a los realistas. Aún así, la victoria se atribuye a la valerosa intervención de los Húsares de Perú, al mando de Razeti y desconectado de los planes estratégicos de Bolívar.

  • Boyacá. Ligera superioridad numérica en efectivos. Destacada intervención de los coroneles Ricaurte y Obando; pero sobre todo de la legión británica y los llaneros de Rondón. Bolívar, como siempre, contemplando las acciones en la lejanía.

  • Carabobo. Fuerzas igualadas. Con el ejército de Bolívar en desbandada, la legión británica, al mando de Farriar, plantó cara al avance realista, frenándolo y facilitando, así, la reorganización de los perseguidos. No cabe ninguna duda que esta acción decidió el signo de la batalla. Ese regimiento al completo pagó con la vida su heroísmo. A él y a los llaneros de Páez se debe la victoria, pero la gloria se la adjudicó Bolívar, como siempre. Resulta curioso que muy pocos venezolanos conozcan a Farriar.

Ni siquiera hay necesidad de recurrir a fuentes que tomen partido. Una simple revisión (objetiva, eso sí) en Wikipedia alcanza para que no quepa duda de que Bolívar no era un estratega militar que uno diga “¡qué estratega!”. Más bien queda el sinsabor de que parecía un cobarde, pero sobre su apodo hablaremos luego.

Por si fuera poco Bolívar vendió alevosamente a su superior, Francisco de Miranda, a los realistas. Se "justificó" diciendo que creía que había sido un traidor. La historia y los venezolanos parecen haber aceptado la explicación, sin preguntarse: ¿desde cuándo se condena a un traidor entregándolo al enemigo?

¿Qué ganó Bolívar con esa traición? Que España le concediera el pasaporte español.

No feliz con esto, el “Libertador” –que no liberó a nadie- se ha erigido en los últimos años como un ídolo para la izquierda, ¿por qué? ¿Por qué el ídolo conservador también lo es del extremo político contrario? La respuesta se encuentra en la historia económica. Mientras Santander era liberal en todo el sentido de la palabra (lo que significa que defendía el laissez-faire), Bolívar abogaba más bien por la intervención del Estado; pues ¿qué se puede esperar de un déspota de su talla? Ahhh, ¿que cómo así que déspota? Pues ya lo explico:

Este “adalid” de la libertad, en realidad era de procedencia de la más rancia burguesía caraqueña, contaba con elocuente verborrea, don de persuasión, dinero y amistades en las altas esferas peninsulares -gracias a las cuales fue perdonado cuando, al inicio de las revueltas, fue detenido-.

Eso explica que haya tenido la posibilidad de viajar por Europa y ser testigo de la coronación del mismísimo Napoleón.

Eso explica también que algunos de sus discursos prostituyan al máximo los ideales de la Revolución Francesa pero su forma de dirigir un Estado tuvo gran similitud con cualquier dictador actual en vez de encuadrarse con la libertad, la igualdad y/o la fraternidad.

De hecho, fraternidad es de lo último sobre lo que podría tener palabra alguna el “libertador”. En sus ansias de hacer de América un Imperio como el francés, vio su sueño destrozado por la fuerte federación que existía en los EEUU. Así que les dedicó unas cuantas palabras (muy poco fraternales. Discurso que ha hecho que la izquierda lo ensalce aún más). Por su sueño roto de ser Emperador sumado a su supina cobardía, Manuel Piar –quien luego sería ejecutado por el mismísimo Libertador- le puso el muy bien ganado apodo de “El Napoleón de las Retiradas”.

Por si fuera poco, su racismo lo hacía la persona menos idónea para hablar de fraternidad y mucho menos de igualdad: como Dictador del Perú, Bolívar reinstauró el impuesto para los indígenas y abolió cualquier oportunidad de emancipación de los esclavos, cosas que José de San Martín había echado por tierra.

Como último punto, pero no menos importante, me gustaría resaltar que cuando Marx se refirió a Bolívar (ohh, sí, lo hizo) no escatimó en adjetivos descalificativos. Lo que hace que una ideología bolivariana y a la vez marxista sea un oxímoron.

Veredicto: cobarde, déspota, racista, xenófobo, traidor.

Gracias especiales a Antonio Estevez Dieguez