miércoles, 14 de diciembre de 2011

Final feliz en el caso del ICBF

¿Recuerdan el caso de homofobia del ICBF? Pues, bien. Todo se ha arreglado y la preferencia sexual de Chandler Burr, el padre adoptivo, fue descartada como objeción para darle los niños.

Por supuesto, los católicos están que se rasgan las vestiduras al ver que unos niños irán a un hogar que les proveerá amor y calidad de vida. En sus estrechas mentes es preferible condenar a esos niños a una cárcel de menores antes de que crezcan con esa 'influencia'. Por eso se opuso la Procuraduría dirigida por Alejandro Ordóñez (y la verdad yo no espero nada diferente de alguien que en vez de materia gris tiene materia fecal). Aunque quizá las peores declaraciones fueron las de Juan Vicente Córdoba, pederasta en potencia y secretario de la Conferencia Episcopal:

Entonces, ¿un gay no puede darle un hogar a un huérfano?
Sí, pero tiene que ser una persona con unos controles de sus tendencias, de sus pulsiones y sus pasiones muy bien interiorizadas. Es muy difícil que si yo tengo diabetes y me ponen a vivir en una dulcería, no caiga.

Sólo a un cura se le ocurre comparar la homosexualidad con una enfermedad. Y sólo a un cura se le ocurre comparar a un niño con una golosina.

El hecho de que estos cretinos personajes retrofachos se opongan es la mejor prueba de que estuvo bien devolverle los niños a Burr.

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